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Puntos de apoyo para cambiar el mundo

La soledad y la desinformación son paralizantes y devastadoras para las familias de los menores trans. Por suerte cada vez son más las asociaciones, organizaciones, fundaciones y programas públicos que trabajan y luchan por una mayor visibilidad y comprensión. 

Isidro García Nieto, trabajador social y sexólogo en el Programa LGTB de Madrid,  afirma que, si a un niño se le reprime su identidad de género haciéndole ver que se trata de algo negativo, lo único que se conseguirá es que el niño decida esconderlo, lo que simplemente retrasará la situación hasta la edad adulta y complicará su desarrollo emocional y social.

 

“Aunque pequeños, los niños saben qué cosas están penalizadas socialmente, son conscientes de qué cosas molestan a sus padres, a sus familias, a su entorno. Por ello, un niño que muestra abiertamente su comportamiento no convencional es un niño muy valiente”, afirma Isidro. “Debes darle a tu hijo un entorno en el que entienda que, se sienta como se sienta, no es malo. Si es transexual lo va a decir él, igual que si es gay o si es heterosexual. Lo que tienes que propiciarle es un abanico suficientemente amplio para que él entienda que sea como sea es bueno, respetable”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fundación Daniela comienza su andadura en septiembre de 2014, de la mano de África Pastor Espuch, una alicantina residente en Madrid que jamás se habría imaginado todo lo que la vida le depararía a raíz del nacimiento de su cuarta hija, DanielaAhora tiene 8 años y todos la conocen como Daniela, pero al nacer, los doctores la identificaron, por sus genitales, como un niño. “Un niño precioso, con una sonrisa y unas pestañas de infarto”, asegura África. Después de siete años escondiendo lo que cada vez resultaba más evidente, todo cambió para África y Daniela. Un viernes en el que sus hermanos mayores celebraban un cumpleaños en casa, África se daba un  baño. Dani apareció de repente y le dijo: “¡Mami, he tenido una super idea, espera!. 

Pronto apareció en el baño con la concha bautismal de su bautizo y le dijo a África: “Mami, si me bautizas ahora con nombre de chica, todo se habrá arreglado”. Y exactamente eso es lo que hizo África: bautizar a su hija con el nombre que ella misma había elegido. “Ese día durmió tan profundamente como nunca desde hacía muchísimo tiempo”, asegura África.

 

Aún así, África se sentía desamparada e incomprendida. No fue hasta dar con Chrisallys, una asociación de madres y padres de menores trans, cuando comenzó a encontrar el apoyo y las directrices que necesitaba. “Al otro lado del teléfono encontré una madre que me escuchó y compartió conmigo su experiencia, que era la mía. Me introdujo en un grupo de padres y de madres que estaban en la misma situación, solo que ellos hablaban sin miedo. Me transmitieron seguridad, confianza, experiencia y apoyo. No estábamos solos”. Chrisallys supuso el primer punto de apoyo que África necesitó para mover el mundo que rodeaba a su hija. “Recorrimos todo tipo de especialistas, pediatras, psicólogos, endocrinos, sociólogos, cirujanos… Todos y cada uno de ellos nos confirmaron lo que Daniela venía diciendo desde los dos años: es una niña”. África asegura que negar a alguien su propia identidad es el peor de los maltratos y sus consecuencias son gravísimas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pero el reto en Fundación Daniela va más allá. Se trata de cambiar el paradigma, y de ello se ocupa por completo el área en la que encontramos a Isidro. En una sociedad en la que la educación sexual ha brillado por su ausencia hasta hace muy poco, la diversidad sexual, afectiva y de género es aún una asignatura pendiente. “Hemos sido educados en una sociedad plagada de prejuicios tránsfobos, así que primero necesitamos informar a la gente para que sea capaz de vivir esto sin prejuicios, capaz de aceptarlo e integrar su identidad de género de una forma más normalizada”, dice Isidro. Se trata de que las familias y sobre todo los menores, se sientan apoyados y acompañados y no diagnosticados y patologizados. “El problema no es la transexualidad, es la transfobia”, concluye Isidro.

 

Isidro García es también gerente de Fundación Daniela, una Fundación sin ánimo de lucro que surge de la necesidad de contar con profesionales especializados en el ámbito de los menores trans. 

Para los hermanos de Daniela fue fácil comprenderlo. Pero a su padre le costó un poco más. “Como es médico buscó incansablemente hasta que la ciencia dio la razón a Daniela y desde ahí lucha y pelea por su hija con un amor incondicional”. 

 

 

En Julio de 2014, África publica “El libro de Daniela”. Ochenta y cinco páginas escritas por una madre que, desde el más profundo amor, relata la historia de su pequeña Daniela en un tono agridulce que conmueve a cualquiera. Ochenta y cinco páginas que se convirtieron en el origen de lo que hoy es Fundación Daniela. “Nos dimos cuenta de que la sociedad estaba muy desinformada y de que era muy difícil dar con profesionales que verdaderamente supiesen tratar esta situación”. Por eso, la Fundación surge con la idea principal de crear una red de profesionales a nivel nacional. Profesionales del área socioeducativa y también de la médico-sanitaria que sean capaces de acompañar y realizar un seguimiento de los menores y las familias que se encuentren en estas circunstancias.  

El libro de Daniela, editado por Círculo Rojo en 2014

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