Consecuencias de las malas vivencias trans
La aparición de estas nuevas asociaciones, fundacioness y organizaciones tiene un claro objetivo común que es visibilizar este colectivo y modificar ese patrón de blanco o negro que nos encasilla: hombre y mujer, heterosexual y homosexual, masculino y femenino. Se trata de contar con esa gran escala de grises que existe e integrarla en el paradigma social para evitar las graves consecuencias que genera el rechazo y la no aceptación.
Lola Martín, del Programa LGTB Madrid, afirma que el gran problema con el que se encuentran ahora es lo que los expertos denominan “discriminación por intolerancia de género”. Es lo que actualmente se ve en los colegios, no se discrimina por condición sexual o de género sino por el hecho de tener una expresión de género no convencional. “Puede darse el caso de un chico gay, cuya expresión de género sea muy masculina, que sea totalmente aceptado entre sus compañeros; y de otro heterosexual, con una expresión de género no convencional, menos masculina o incluso muy femenina, que sufra un acoso terrible”, añade Lola. Es la diferencia lo que marca la crítica. Salirse de los patrones preestablecidos por la sociedad nunca estuvo bien visto.
Existe un motivo plausible para justificar la creencia extendida socialmente de que la transexualidad podría tener raíces psicopatológicas e incluso psiquiátricas, y no son más que las consecuencias a nivel emocional y psíquico que generan sobre las personas trans, la marginalidad, el rechazo y la no aceptación social.
Con el objetivo de medir la realidad del entorno educativo en nuestro país, el Grupo de Educación de COGAM realizó en 2013 un estudio basado en encuestas realizadas a más de 5000 alumnos de 37 Institutos Públicos de Secundaria de la Comunidad de Madrid. “Homofobia en las aulas”, es el nombre de este estudio que muestra que casi un 24% de los alumnos de secundaria creen en cierta medida que la Transexualidad es una enfermedad. Asimismo, el 80% del alumnado que se define LGTB prefiere mantenerse en el anonimato social para evitar el escarnio público.
Y un dato todavía más alarmante: el 90% de los menores LGTB españoles asegura haber sufrido acoso escolar, frente al 55% del Reino Unido y el 61% en Australia.



Mediante este y otros estudios a nivel internacional como el Growing LGBT in America (Human Rights Campaign, 2012) se demuestra que los colectivos LGTB asumen un riesgo 8 veces mayor de cometer suicidio que el resto de la población, 6 veces más posibilidades de sufrir una depresión, 3 veces más de contraer enfermedades de transmisión sexual y 2 veces más de consumir drogas o alcohol.

Solo un 20% de los menores encuestados asegura sentirse integrado en la sociedad en la que se desenvuelve, frente al 80% de los menores cisexuales. Por otro lado, en lo que al apoyo familiar respecta, solo el 49% de los menores trans dice sentirse respaldado por su familia, dato que se contrapone al 70% en menores cisexuales.
